Nuevamente el fútbol uruguayo adiciona otra perlita a su rica historia, aunque en este caso, una negativa, como viene sucediendo año tras año con hechos lamentables, episodios que conllevan a serias dudas y por supuesto, siempre pagan los que no tienen que pagar.
El 13 de mayo del corriente año, se vandalizó al auto del árbitro Gustavo Tejera, a quien se le escribió la palabra “Bolso” junto al escudo de Nacional en su coche. Posteriormente, precisamente el 22 de noviembre, Marcelo De León fue amenazado de muerte en las redes sociales tras el escandaloso encuentro entre Defensor Sporting y el club tricolor en el Estadio Franzini. Y finalmente, el pasado 29 de noviembre se realizó la denuncia ante la justicia porque la casa de esta misma persona fue robada, siendo una pared grafiteada con la leyenda “Bol5o”. Curioso. ¿No?
Tuvieron que pasar tres hechos repudiables en un lapso de seis meses para que AUDAF decida parar el fútbol. ¿Por qué ahora y no antes? ¿Se identificó al autor de alguno de estos episodios? La última fecha del Torneo Clausura se jugará dentro de siete días, sí, siete, un margen de tiempo inocuo para tratar de encontrar responsables, o para intentar buscar una solución, si es que la hay.
La selectividad y dualidad de criterios asustan. ¿Por qué no se detuvo la actividad después de que se lanzara una garrafa desde la tribuna hacia abajo, la cual pudo provocar una tragedia si caía un par de metros más cerca del policía? ¿Por qué no se paró el fútbol cuando el plantel de Rentistas fue asaltado a mano armada en su complejo? ¿Y qué me dicen de los graves incidentes que se produjeron en el clásico femenino entre Nacional y Peñarol en el Gran Parque Central?
Y así, lectores, puedo seguir por mucho tiempo más enumerando hechos. En el año 2016, la Asociación Uruguaya de Fútbol amaneció con una pintada, la cual decía “Si siguen robando a Peñarol van a morir todos”. Tres años después se supo que parciales aurinegros visitaron la casa de De León, pero según esta persona declaró en la radio Sport890, no realizó la denuncia porque “vinieron a su cu casa a hablar tranquilamente”.
¿Se paró el fútbol uruguayo con todas estas acciones mencionadas? No. ¿Cierto? La falta de autocrítica, la dualidad de criterios y por supuesto el repudiable accionar de estos vándalos que año a año entierran más a un fútbol semi-profesional, hacen que este Campeonato Uruguayo sea uno de los más olvidables de la historia y sin dudas visto con muy malos ojos a nivel mundial. ¿Qué se podrá modificar en tan solo una semana de parate? Absolutamente nada.