Foto: Ovación
En el Olímpico el “Picapiedra” y el “Franjeado” hicieron un pacto dese el primer minuto de no hacerse daño, ninguno de los dos encontraba el arco contrario. Ni Odriozola por parte del local, ni Cristoforo por parte del visitante tuvieron muchos apuros, quizás alguna otra jugada, pero nada tan importante como para ser recalcada y el partido termino como empezó, cero a cero.
Lo de Rampla fue chato, muy pocas ideas, y muy pobre el planteamiento por parte de Rosario Martínez. Algunas jugadas sin efecto final de Leandro Melazzi o de Gaspar Vega podrían haber inquietado el arco de Federico Cristoforo, pero ningunas de las jugadas esporádicas llegaron a cumplir el deseo de los cientos de hinchas en una tarde templada en el puerto del Cerro.
Danubio fue un poco más, hasta que en el minuto 34 del primer tiempo, Andres Matonte, el árbitro central del partido, mandó a las regaderas temprano al jugador Dennis Olivera. Desde ese momento el equipo de la “Curva” empezó a sentir control del balón, y buscó asistir a Federico Rodríguez y a Santiago Paiva. El equipo de Marcelo Méndez, jugó más de 60 minutos con 10 hombres, y lo sintió mucho, le faltó el peso de “Maravilla” Grossmuller para poder darle ese toque final y romper la monotonía del juego.
En el segundo tiempo fue más de lo mismo, ni cuando Matonte emparejo el partido, sacándole la roja a Diego Rosa de Rampla cambió el trayecto del encuentro. Los dos quedaron con 10 y para ambos era visto que no aspiraban a mucho más de lo que se mostró sobre el césped verde del Olímpico.
Un partido que solo se puede describir con la frase que arrojo al finalizar Federico Cristoforo “un embole” y si más de eso no fue, lo positivo de la tarde del sábado fue la vista de Montevideo desde la bahía y que los dos no perdieron. Por el lado de Rampla les sirve para salir de los malos momentos que sufrieron en fechas pasadas y de seguir apuntando al objetivo de terminar en media tabla para arriba, y por el lado de Danubio de no bajar demasiado del pelotón que lidera el Apertura.