Felipe Kluver y Bruno Cetraro hicieron historia en remo y tres millones nos subimos a la CetraroKluverneta; ahora es tiempo de hacer nuestra parte hacia el futuro.
Quién lo iba a decir, eh. Ninguno de nosotros tenía idea, al empezar estos Juegos Olímpicos, que días después íbamos a estar lagrimeando, golpeando cualquier cosa a nuestro paso y soltando durante seis minutos un grito de “Dale bo, dale que llegan”, grito que terminaba en el popular “¡Uruguay nomá!”.
De hecho, luego de la regata clasificatoria en la que quedaron en la última ubicación, nadie se escandalizó, es más, apenas nos enteramos. Pero todo cambió al otro día. No porque clasificaran a la semifinal por el repechaje. No por la estrategia ni mucho menos. Es que en ese mismo momento, todos los uruguayos nos sentimos identificados con ellos. Y exactamente la misma historia luego. Segundos en una semifinal en la que entraron últimos a los 500 metros finales.
Para esa altura el uruguayo ya estaba desquiciado, orgulloso de sentirse representado de gran manera en Tokio, pero principalmente, por verse reflejado en esos deportistas, porque eso es lo que nos conecta.
Siempre estamos con los dientes apretados, haciendo fuerza hasta el ultimo impulso para lograr nuestros objetivos, llegar a fin de mes, para progresar o para comenzar un emprendimiento. Siempre tenemos gigantes, miedos, pruebas y favoritos adelante que nos dicen que no podemos lograr algo. Nunca somos favoritos, sufrimos por todo, peleamos todo y no damos una batalla por perdida. Además, todos tenemos milagros sobre el final, como que un barco se hunda.
Ese tipo de cosas fueron las que conectaron a esta dupla con nuestros habitantes, que nos sentimos igual que ellos, sabemos de esfuerzo, de pelearla y lograr algo es algo hermoso.
Cuando quisimos acordar, tres millones estábamos prendidos del bote. Qué locura ¿no? De unos ilustres desconocidos a nuestros héroes nacionales y máximos representantes por lo que lograron y cómo.¿ Y ahora qué? La historia dice que en unos días nos vamos a olvidar de ellos, hasta dentro de tres años cuando nos volvamos a subir a la CetraroKluverNeta, pero ahora ya los conocemos, sabemos que el remo en este país puede traer medallas y lograr grandes cosas, ahora es nuestra responsabilidad.
En Tokio 2020 ellos remaron solos y tres millones nos prendimos al bote. Para Paris 2024 podemos empezar desde hoy a remar todos juntos, a prepararnos para las medallas. Por favor, no los olvidemos. Démosle difusión, alentemos a quienes practican deportes menores, tratemos de aprender de ellos, llevemos la practica de deportes menos conocidos a los liceos, escuelas, creemos fondos para ellos, que más empresas se animen a dar apoyo.
Que esto no quede en la efervescencia del momento. No los olvidemos como hicimos con el ciclismo tras Milton Wynants, no los dejemos de lado. El futuro y las medallas están más cerca de lo que pensamos, quedó demostrado, hay materia prima, hay talento, pero si nos acordamos de ellos una 20 días cada cuatro años y solo cuando tienen éxito, es difícil.
¡No los olvidemos!