Los jugadores extranjeros han tenido especial repercusión en el fútbol uruguayo a lo largo de toda su historia. De diferentes nacionalidades han llegado a los dos grandes de nuestro país y sobre todo desde Argentina, donde se ha apuntado a la hora de reforzarse desde hace muchísimos años.
Y desde la vecina orilla, más precisamente desde Junín, llegó un delantero que marcaría época en todas las canchas, uno de los grandes goleadores que han pisado el césped del Estadio Centenario y uno de los jugadores clásicos por excelencia del historial entre Peñarol y Nacional.
Fue tanta la influencia que tuvo en el país, que se terminó nacionalizando uruguayo y vistiendo la casaca de la selección marcando cinco goles a pesar de ya haber vestido la camiseta de la selección argentina. En 221 partidos disputados por el torneo local, anotó la increíble cantidad de 209 goles, entrando en los más altos registros de anotaciones de la competición y dominó marcando época con ese equipo tricolor.
Su clásico bigote característico de las décadas del 30′ y 40′ se convirtieron en una postal habitual de los diarios en ambos márgenes del Río de la Plata, donde García desplegó su fútbol y su contundencia ofensiva. Con solo 16 años se dio su debut en Moreno de Junín, pasando a Platense solo un año después, en 1931. Le costaría dos años más marcar su primer gol en este equipo, y recién en 1937 logró el tan ansiado traspaso a Boca Juniors donde solo marcó seis goles.
Todo cambió en 1938 con la llegada a Nacional. Ganó un Quinquenio entre 1939 y 1943, siendo amo y señor de la delantera de ese vendaval tricolor. El 8 de diciembre de 1940 le anotó cuatro goles a Peñarol en la victoria 5-1 de su elenco estableciendo el récord de goles para un jugador en un partido clásico. En 1941, salió campeón invicto, anotó 23 goles en la totalidad del campeonato y el choque ante los aurinegros fue victoria tricolor por 6-0, la mayor de la historia hasta el momento.
En 1944 se transformó en goleador del certamen por séptima vez consecutiva, estableciendo otro récord. No lo pudo acompañar con el título porque Peñarol ganó el desempate 3-2. Los dos goles del bolso los marcó, cuando no, García. En 1950 obtuvo su última copa a nivel vernáculo, la octava, y empezó su periplo por Liverpool, Racing y Miramar. Falleció en 1973 en Montevideo y dejó como saldo sus 464 tantos en 438 partidos con Nacional. En 1938, anotó 52 goles, siendo el jugador que más festejó en una temporada. Además de los siete títulos de goleo, sumó otro en 1946.
Tiene bien ganado su reconocimiento en el Parque Central con la tribuna que lleva su nombre, y aunque pocas personas vivas lo hayan visto jugar, permanece entre los más altos ídolos del Club Nacional de Football.