Tras terminar su primera temporada en Estados Unidos y a pocos días de sumarse a la celeste una vez más, Juan Pedro Rodríguez contó su historia, presente y objetivos.
Si bien el inicio se dio en el club Pacaembú de Mercedes, le costó engancharse con el deporte y un cambio de institución ayudó: “Vivíamos en el campo y cuando fui a empezar a estudiar nos mudamos a la capital. Mis padres me cuentan que me pasaba las prácticas llorando, porque no me gustaba, hasta que me llevaron a Remeros. Ahí hice la gran mayoría de las formativas y me citaron a la Selección de Soriano”.
Tras un par de pasajes por clubes de la capital, Juan Pedro decidió dar el salto y emigrar al exterior: “En la época del Sudamericano (2018) y Premundial (2019) había tenido varias ofertas para ir a jugar a España que al final no se dieron. Las mismas personas tenían conocidos acá en Estados Unidos, que buscaban jugadores para highschool con características como las mías. Ellos me contactaron, hicimos todos los papeles y salió una beca completa”.
Si bien en nuestro país jugaba básicamente como ala-pívot, este paso le permitió jugar más de frente al aro a pesar de sus 2.00 metros de estatura: “No tengo una posición definida, me gusta decir que puedo jugar en cualquier posición del 1 al 4. De chico siempre jugué de 4, en el poste, defendiendo interiores, reboteando. En los últimos años he jugado más de alero, desarrollando más el pique y el tiro”.
Rodríguez hizo referencia a los aspectos en que ha progresado: “Hemos trabajado el tiro de media distancia, también de tres puntos. Donde más he visto evolución ha sido en el tiro, no sólo en el porcentaje sino también en la confianza y la cantidad de tiros que tomo por partido. Lo otro que he mejorado es el dribbling”.
“Tengo que seguir mejorando muchas cosas. En el básquet de hoy en día cualquier jugador necesita tener las habilidades de un perimetral, poder leer las situaciones o jugar un pick and roll”, agregó el jugador de los Victory Christian Center Kings de Charlotte.
Juanpe también contó cómo fue la adaptación al día a día: “Me asustó un poco, no es tan fácil adaptarse. Te levantás a las 6 de la mañana, tenés una hora para aprontarte, desayunar y a las 7 sale el ómnibus. De 8 a 15 tenés liceo, después de eso teníamos dos horas de físico y dos horas de cancha. De noche no había tiempo para nada más que cenar, hacer algún deber y descansar. Además, miércoles y domingo íbamos a la Iglesia dos veces por día”.
“Una vez que empieza la temporada baja un poco la carga física, ya que podés jugar hasta tres partidos por semana”, contó también.
En lo basquetbolístico, analizó el nivel que se encontró: “North Carolina es uno de los estados con mejor básquetbol, tiene varias universidades división 1, pero también a nivel de highschool. Jugamos al máximo nivel. Es mucho mejor, en cuanto a talento, juego y a nivel físico. El atleticismo, los tamaños, ves hundidas de todo tipo. La cantidad de partidos también hace una diferencia”.
También habló del gran cambio que le significó a nivel de madurez, fuera de la cancha: “Al principio extrañas, por más que había viajado bastantes veces nunca había vivido solo, lejos de mi familia. Además, no tenía tan buen inglés como ahora, eso hace que cueste más la adaptación. Poder hablar inglés fluido es muy bueno para la vida. También ser más independiente, tener que hacerte el desayuno, tender la cama, lavarte la ropa. Son cosas que en Uruguay no hacía. No sólo para el deporte, para la vida es positivo”.
A la hora de hablar de futuro, dejó en claro que le gustaría seguir el camino americano: “Tengo una gran expectativa, me queda un año y tengo las competencias de AAU durante el verano. Lo ideal es poder conseguir una universidad de división 1, sería lo mejor, poder ir al máximo nivel. Si tenés una vas a esa, pero si tenés opciones para elegir, sería tremendo”.
“Mis objetivos son llegar a ser la mejor versión que pueda ser. Eso requiere mucho entrenamiento, no sólo físico sino mental, sacrificios. No es fácil a veces, pero hay que seguir igual”, resumió.
“Quiero jugar un buen Sudamericano”, comenzó diciendo a la hora de referirse a la Selección U18, la de su categoría, que jugará a fines de marzo en Venezuela: “Las expectativas son muy altas, poder representar a la celeste es algo tremendo. Cualquier jugador lo quiere hacer. Se me ha dado la oportunidad de hacerlo varias veces y siempre es un orgullo. He tenido contacto con Marcelo (Capalbo) y el cuerpo técnico, quedan los últimos pasos para poder ir y sumarme para aprontar el campeonato”.
En el final, compartió su opinión tras haber dado estos pasos: “El objetivo de cada chiquilín debería ser salir, no sólo por el básquetbol, también por el vivir solo. Me gustaría que todos busquen la oportunidad, la encuentren y la tomen”.
Juan Pedro destacó a sus referentes, diciendo que más allá de las estrellas de la NBA o Europa veía a jugadores uruguayos: “Hay muchos que son ejemplos para mí. El sueño de cualquiera es jugar en la NBA y tuvimos a Batista, hoy día tenemos a Ubal en ACB, quiero jugar en una Universidad y veo a Vescovi” comentó, pero también se refirió al camino argentino: “Joaco (Rodríguez) es mi primo, es un orgullo para la familia y una gran inspiración para mí. Nazar también fue jugador de la selección durante mucho tiempo, es un ejemplo”.
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Inpecable abrazo fuerte sobrino Juan Pedro Rodríguez López