El 22 de junio de 1974 se jugaría un partido muy especial en la historia de la Copa del Mundo, pero el origen databa de 13 años antes, el 13 de agosto de 1961 entraba en rigor el famoso “Muro de Berlín” quien era el encargado de oficiar de frontera entre la República Federal de Alemania (capitalista) y la República Democrática Alemana (socialista). Todo un símbolo de lo que había comenzado en 1945, la Guerra Fría.
El muro tenía diferentes connotaciones dependiendo de qué lado de este uno se encontrara, este gigante de piedra era denominado por la RDA (Alemania Democrática) como un “Muro de Protección Antifascista”, mientras que era llamado “Muro de la Vergüenza” por la RFA (Alemania Federal).
El fútbol de Alemania Democrática se conocía poco en Alemania Federal, aunque no al revés. Otro dato de color es que un mes antes del inicio del mundial, el modesto Magdeburgo (de Alemania Democrática) había vencido al poderoso Milán de Giovani Trapattoni por la Recopa de Europa, lo que le concedía el derecho de jugar ante otro poderoso, el Bayern Múnich (proveniente en ese entonces, de Alemania Federal), duelo que nunca se disputó, debido a que Alemania Democrática no permitió que su equipo jugará por motivos políticos ya conocidos.
Con todo este contexto llegamos a ese 22 de junio. Alemania Federal era la gran favorita tras vencer a Chile y Australia en las dos primeras fechas, además de contar con jugadores como Franz Beckenbauer, Gerd Müller y Sepp Maier.
Por otro lado, la modesta Alemania Democrática llegaba tras vencer a Australia pero empatar con Chile, por lo que llegaba un punto por debajo al polémico choque, recordemos que el sistema de puntaje otorgaba dos puntos por victoria y una unidad por empate.
El formato del torneo permitía que pasaran dos equipos por zona para luego quedar en dos grupos de cuatro selecciones, las selecciones ganadoras de esos grupos disputarían la final del torneo, mientras que, las que finalizarán en segundo puesto jugarían el partido correspondiente por el tercer y cuarto puesto.
Con medidas de seguridad extremas, los equipos salieron al terreno de juego, llegó el momento incómodo de los himnos, primero sonó el clásico himno alemán que lleva el lema de “Alemania, Alemania sobre todo”, pero luego sonó el “Auferstanden aus Ruinen” (Resucitados de las ruinas), que en ese entonces oficiaba de canción nacional para Alemania del Este (o Democrática), escrita en 1949 por el poeta socialista Johannes R. Becher, quien fuera ministro de Cultura de la RDA, con el pequeño detalle de que lo que sonaba era la parte instrumental, era así desde 1973.
El partido comenzó a las 19:30 en el Estadio de Hamburgo. El juez era el uruguayo Ramón Barreto.
En cuanto al partido, las crónicas de esa época dicen que fue muy chato. Pero, en el minuto 77 apareció la única alegria de la tarde (o tristeza para los locales), Jürgen Sparwasser, jugador del Magdeburgo e ingeniero mecánico de 26 años, aprovechó una desatención de Franz Beckenbauer y venció al gran Sepp Maier con un remate potente.
Este resultado a favor de los visitantes, es considerada, unas de las grandes sorpresa en la historia de los mundiales. Tiempo más tarde, Sparwasser se refirió a ese gol desde un punto de vista más político: “Era golpear al enemigo donde más le duele. Mucha gente, entonces, lo veía así. Si en mi lápida pusieran “Hamburgo 74”, todos sabrían quién yace abajo”.
El referente de Alemania Federal, Franz Beckenbauer, sostiene que ese resultado sirvió para “despertarse” y terminar siendo campeones del mundo, a pesar de terminar segundos en esa primera fase.
Ese segundo puesto, hizo que Alemania Federal evitase a Holanda y a su famosa generación de “la naranja mecánica”, hasta la final. No obstante, tuvo que cruzarse con una poderosa Polonia, que contaba con el arquero Jan Tomaszewski, un defensor como Wladyslaw Zmuda, un crack como Kazimierz Deyna y tres temibles delanteros como Grzegorz Lato, Anderzej Szarmarch.
Mientras, Alemania Democrática compartió grupo con Holanda, Brasil (ultimó campeón en ese entonces) y Argentina. Finalizó con tan solo una unidad.
El final de ese torneo es conocido, Alemania Federal fue campeona tras vencer a Holanda por 2-1 tras iniciar 0-1, logrando así, su segundo título mundial. El tercer puesto fue de Polonia, quien venció a Brasil por 1-0, obteniendo su mejor resultado histórico en la cita mundialista.
Por más cómico que suene, Jürgen Sparwasser, autor del gol de aquella tarde, fue puesto en un pedestal por el comunismo, aunque él declaró que no le interesaba ocupar esa posición. Tal es así, que en 1988, con el contexto de la debilitación del comunismo tras la implementación de la política “Perestroika” por parte de Gorbachov en la URSS (máximo exponente del comunismos mundial), decidió irse a vivir a la otra Alemania (escapándose), aprovechándose de la disputa de un partido de veteranos en Alemania Occidental.