Así fue, Danubio corrigió la historia sobre la marcha y venció 3-2 a Racing en un partido infartante.
El encuentro comenzó con un duelo de insultos entre ambas hinchadas y las clásicas chicanas sobre el posible descenso del conjunto visitante. Futbolísticamente la primera chance clara llegó a los 18’ en los pies de Ányelo Rodríguez que tras un notable pase de Araujo quedó cara a cara con Cristóforo pero definió muy mal. Corrían 20’ cuando Fuentes amonestó a Siles y dejó al doble 5 del conjunto franjeado amonestados (Maxi Rodríguez había sido amonestado a los 10’), es por esto que Siles debió salir a los 30’ entrando Emiliano Ghan en su lugar, nobleza obliga a mencionar que Siles rozó la expulsión tras su amonestación. Otro que debió salir fue Santiago Paiva pero por lesión, Santiago Mederos ingresó en su lugar, esta situación comprometía a Danubio que quemaba dos cambios en la primera parte.
Tras esto Martiñones tuvo su primer chance clara del partido, cabeceó pero Melián tapó notable abajo. Matías Jones también tuvo la suya tras una falla de Leandro Zazpe pero cruzó demasiado el remate que se perdió en el tejido de fondo de cancha.
A los 45’ Labandeira pudo desequilibrar por la banda derecha -como nunca en toda la primera parte- y se metió en el área, levantó la cabeza como manda el paladar danubiano y cedió para Martiñones, este le ganó la posición a Arismendi y la empujó. 1-0 y a vestuarios.
Eduardo Favaro sabía que tenía que gastar la última bala de la tarde y para el arranque de la segunda mitad mandó dos cambios al terreno de juego, por un lado ingresó Líber Quiñones (goleador histórico del club y con pasado en Danubio) y el otro que también ingresó fue Nicolás Royón, Germán Ferreyra y Ányelo Rodríguez abandonaron la cancha.
Danubio inició mejor el complemento y Jones se lo volvió a perder tras un desborde de Santiago Mederos, pero era una señal de lo que era la función de Matías Jones, pisar el área agresivamente. A los 62’ fue Maxi Rodríguez quien volvió a desaprovechar otra chance tras un desborde de Labandeira.
A los 70’ iba a comenzar la locura total. Aunque el hecho que la desencadenaba parecía indicar todo lo contrario. Labandeira (figura a esta altura) volvió a desbordar por derecha y nuevamente levantó la cabeza para que esta vez fuera Matías Jones quien la empujara y decretará el 2-0 tranquilizador (o eso parecía).
Pero a los 80’ todo iba a cambiar, penal de Amuz sobre Nicolás Sosa, Liber lo aprovechó y puso el 2-1 que generaba expectativa en la hinchada del visitante y nerviosismo en la hinchada del local que no veía a su equipo ganar en casa hacia casi 6 meses.
Ese nerviosismo llegó a su punto máximo en el minuto 90, Royón se metió con balón dominado en el área y la pinchó por encima de Cristóforo, la pelota se desvió en Ancheta y entró, 2-2 con olor a hazaña y así se podía sentir desde la tribuna visitante, los muchachos de Racing deliraban y se abrazaban.
Los abrazos no terminaban de darse cuando Arismendi controlo mal y ánimo a Mederos a que vaya a disputar un balón en plena área de Racing, este último ganó la posición y Arismendi lo bajó en una acción increíble, Fuentes no dudó y pitó penal. El infractor se fue expulsado y las protestas demoraron la ejecución de la pena máxima.
Fue a los 94’ que Diego Martiñones se hizo cargo y ejecutó fuerte y al medio ante un Melián que se jugó a su derecha. Gol y los abrazos cambiaron de tribuna, eran en la platea danubiana que tan cruel es a veces cuando las cosas no se dan.
Así se fue el partido, Danubio volvió a ganar tras 5 meses y 25 días en su casa. Mientras tanto Racing que estuvo descendido hasta el minuto 85’ se va con sabor amargo por cómo se dio la segunda mitad, pero sabe que la derrota de Boston River en Melo le da una vida más, deberá ganar y esperar que el “sastre” pierda en la última fecha para salvarse del maldito descenso. No está muerto quien pelea y menos aquel al que lo acompaña toda una barriada fiel.