Giovanni González, jugador del Club Atlético Peñarol, repasó su infancia, su pasaje por la Selección y su presente, a días de la finalización de su contrato.
Parte de tu infancia la pasaste en Uruguay y parte en España, acompañando a tu padre que jugaba también, ¿qué recuerdos tenés de tu niñez?
Me fui muy chiquito, tenía 3 años cuando nos tuvimos que ir a España porque a mi padre lo compraron del Real Oviedo. Estuvimos alrededor de 8 años viviendo allá, obviamente veníamos para fin de año. Era muy raro, un mundo totalmente distinto, una cultura diferente. Tengo muchos recuerdos de mi infancia allá en España, me crié allá y soy muy agradecido a la vida y a mi padre de haberme dado esa posibilidad.
Mi padre es el mejor ejemplo que tengo. Siempre trata de transmitirme toda su experiencia, todo lo que ha vivido en el fútbol y me aconseja siempre. También para mi madre, siendo muy joven, dejar de lado a su familia debe haber sido un poco duro.
¿Cuál es el primer recuerdo que tenés con el fútbol? ¿Jugaste en algún club de babyfútbol?
Increíblemente nunca jugué babyfútbol, comencé directamente en A.U.F.I (Asociación Uruguaya de Fútbol Infantil). Es algo que me quedó pendiente, acá en Uruguay si no jugaste babyfútbol no tuviste infancia, y lamentablemente por los viajes yo no tuve esa posibilidad. Arranqué en Danubio, hice hasta Sub 16, quedé libre y en 2011 me llamaron de River.
¿Qué recordás de tu debut en River?
Fue muy lindo, son sensaciones que hay que estar ahí para vivirlas. Son muchos años de esfuerzo y sacrificio, y es ahí donde uno se da cuenta que los sueños se pueden cumplir. Fue un partido en el Estadio Centenario contra Rentistas, perdimos 2-0 pero igual tanto yo como mi familia nos fuimos muy contentos. A partir de ahí comencé un camino que estoy transitando, en el cual de a poquito voy cumpliendo mis sueños.
Fuiste dirigido por uno de tus ídolos como lo es Diego Forlán, ¿cómo fue esa experiencia?
Tengo lindos recuerdos del paso de Diego como entrenador, creo que tanto a mi como a mis compañeros nos dejó muchas enseñanzas. Con la realidad de lo que fue como futbolista nos transmitió sus vivencias y eso para nosotros fue un gran aprendizaje y un gran orgullo. Fue un ejemplo en mi adolescencia, viéndolo jugar Mundiales y Copas Américas. Que Forlán me haya dirigido fue otra de las cosas lindas que me dio el fútbol.
Has pasado por algunas lesiones a lo largo de tu carrera. Sin ir más lejos, en 2018 te perdiste 14 partidos con la camiseta de Peñarol en dos distintos períodos. ¿Cómo son esos momentos? ¿Te desmotivás, te aburrís o cómo la llevas?
Esas fueron las únicas dos lesiones que tuve en toda mi carrera. Gracias a Dios nunca me ha pasado nada, y eso lo atribuyo al entrenamiento. Si uno está bien preparado y entrenado, corre muy poco riesgo de lesionarse, por más de que nadie está salvado. Fue un momento duro, me desgarré, estuve tres semanas parado, y cuando volví me volvió a pasar, estuve otras tres semanas parado. No me gusta perderme prácticas por nada, lamentablemente estuve casi dos meses en recuperación y la vuelta no fue fácil. De todas maneras, son experiencias que sirven para crecer, hacerse fuerte mentalmente y rodearse de quien nos hace bien.
En el campeonato local no han encontrado una regularidad en el rendimiento, pero sin embargo tuviste quizás tu mejor año a nivel personal. ¿Cuál es tu balance?
Nos ha costado encontrar una racha de triunfos y eso cambia todo. No habíamos podido cosechar tres triunfos consecutivos en el año hasta el final, y eso nos había perjudicado la confianza. Muchas veces jugando bien nos convertían y eso hacía que nos pincháramos. También muchas veces nos faltó esa cuota de suerte, que, si bien no es una excusa, es necesaria en el fútbol. De todas maneras, no hay tiempo para el lamento, hay que pensar siempre en lo que viene por delante y no en lo que ya pasó y no se puede cambiar.
Siempre uno piensa en el equipo, pero también el rendimiento personal es muy importante. Este año gracias a Dios se me dieron muchas cosas que me suman en lo personal, así que estoy contento por la confianza que me dio el equipo y el cuerpo técnico. Estoy siempre proyectando a futuro, todos los días entrenando para mejorar, crecer y corregir errores.
¿Cómo fue enterarte que te perdías el clásico?
La verdad que fue insólito. Estaba con cuatro tarjetas, y para poder jugar el clásico me hice sacar la quinta para cumplir mi sanción y no perdérmelo. Lamentablemente la situación con el Covid-19 hizo que el partido contra Danubio no se jugara y que mi sanción la tuviera que cumplir en el clásico. Cuando me tuve que ir de Los Aromos a mi casa me fui con mucha bronca y tristeza.
Se ha hablado varias veces de la posibilidad de que emigres al exterior, ¿pensás en eso o no tenés apuro?
Dar ese salto en mi carrera es algo que no tengo ninguna duda que lo voy a lograr tarde o temprano. El trabajo y la perseverancia dan sus frutos, así que, en algún momento, espero que pronto, me va a tocar esa posibilidad por la que tanto luché y estoy luchando. Ahora en pocos días se me termina el contrato con Peñarol y mi futuro es incierto, esperemos que sea lo mejor.
¿Qué estabas haciendo cuando recibiste el llamado para formar parte de la Selección?
Foto: AUF
Fue algo totalmente inesperado, por más que me sentía en un gran momento y trabajaba mucho para lograrlo, no me lo esperaba. En ese momento estaba en la casa de mi mejor amigo, estaba a punto de dormir la típica siesta de todos los días. Cuando me llamaron para decirme que iba a ir a la China Cup, me largué a llorar, abracé a mi amigo y llamé a mis padres. Es un momento que no me voy a olvidar nunca.
El Maestro (Tabárez) dirigió a mi padre en España. Yo no tengo recuerdos, pero él ya me conocía y ni bien llegué hablamos del tema con él.
Has tenido la posibilidad de viajar a distintos países con la selección, ¿cuál fue el viaje que más disfrutaste?
Estando con la selección tuve la posibilidad de visitar varios países: Estados Unidos, Perú, Israel, Brasil, Costa Rica, entre otros. Ni que hablar el mejor viaje fue la Copa América (Brasil), todos los uruguayos soñamos poder jugar un campeonato con nuestra selección y esa experiencia fue única.
Te tocó defender a Messi en un amistoso, ¿cómo fue tenerlo enfrente?
Otro de los sueños que he cumplido. Fue un momento único, inolvidable, poder darle un abrazo cuando terminó el partido. También tuve la posibilidad de cambiar camisetas con él en el vestuario, te lo cuento y me erizo. Esa camiseta está en la montonera con todas las camisetas en mi cuarto, que son como 200.
¿Qué significa tu padre en tu carrera profesional?
Siempre con mi padre hablamos de fútbol. Luego de cada partido me llama para decirme cómo estuve. Él es súper crítico conmigo, al igual que yo. A mí me sirve que él sea así, me hace bien que me marque los errores y que me diga la realidad de las cosas. Siempre tenemos una charla de 15 minutos después de cada partido, donde me dice las cosas que hice bien y las que podría mejorar, siempre con la mejor intención para crecer juntos.
¿Cómo es para vos que tu padre haya jugado en Nacional? ¿En algún momento dudaste en venir a Peñarol?
Sinceramente tanto él como yo siempre pensamos en mi futuro y cuando surgió esta posibilidad de venir a Peñarol no lo dudamos ninguno de los dos. Creo que fue la mejor opción, venir a un mundo totalmente nuevo, por lo que te hace sentir la gente en la calle, en el estadio y en todos los lugares a donde vayas. Al principio me costó adaptarme a lo que era la realidad, pero después lo logré y se disfruta mucho.
Sos un jugador de perfil bajo, ¿por qué no tenés redes sociales?
Nunca tuve redes sociales, siempre fui feliz así, sin tenerlas. Con mi entorno hablo por WhatsApp, no necesito más que eso. No estoy en ese mundo.
¿Un amigo que te haya dejado el fútbol?
Son muchos, no puedo nombrar solo a uno.
¿Compañero de habitación?
En este momento “Urreta”
¿Cábala?
Tengo un osito de peluche que le habían dejado a mi abuela en el hospital antes que falleciera. Lo llevo a todos lados y le doy un beso antes de entrar a la cancha para que me ayude.
¿El mejor jugador en tu puesto?
Dani Alves.
¿Comida favorita?
Cualquiera que sea sana. Como cualquier cosa.
¿Un buen quite o un buen centro?
Un buen centro.
¿Quién pone la música en el vestuario?
El “Tito” Formiliano.
¿Un sueño por cumplir?
Jugar en el fútbol europeo.
¿Ganar por goleada o en la hora?
Ganar por goleada.
¿Partido que más disfrutaste?
Cuando salimos campeones uruguayos con Peñarol y cuando le ganamos a Chile en la Copa América con Uruguay.