Mediados de 2014. Once hombres se abrazan y esperan que la música comience. Son un equipo, pero cada uno supera ese trance como puede. Algunos con la mirada perdida hacia adelante. Hay quienes gritan la letra de esa canción, intentando que su voz tape la de los miles y miles de personas que los rodean. Otros, como el capitán, eligen cerrar los ojos, como si no hubiera nadie mirándolos. De un momento para el otro, la música se detiene, pero todos siguen cantando. Jugadores e hinchas, unidos en un mantra a capela que más que un himno parece una plegaria. Todos, o casi todos, más temprano que tarde, se largan a llorar, pero las cámaras se van con el último de la fila, un chico de 22 años, con el 10 estampado en la espalda, justo abajo de su apellido: Neymar.
La presión emotiva que se fue cargando durante cada partido de la Selección brasileña explotó como un olla a presión luego del 1-7 ante Alemania en el Mineirao. Hoy a las 21:30 en el mismo escenario, el mismo país, el mismo entrenador, el mismo capitán pero sin su número 10, buscarán borrar los fantasmas de aquella goleada.
En frente, la situación no es tan distinta desde lo mental. La desesperación por una nueva gran alegría después de 26 años y la frustración de haber estado tan cerca en los últimos cinco, también juegan. Los jugadores argentinos estarán al borde de un abismo. Esta semifinal los dejará en la historia por hacer un nuevo “mineirazo” o serán apuntados como los culpables de una quinta decepción al hilo incluso sin haber sido todos responsables de las anteriores.
Lionel Scaloni tiene la posibilidad de concretar algo que su Selección no hizo en los últimos 40 partidos: repetir el once inicial. Si salen los mismos que vencieron a Venezuela, sólo Nicolás Otamendi, Sergio Agüero y Lionel Messi estuvieron presentes en alguna de las finales perdidas en 2014, 2015 y 2016. Aunque en conferencia de prensa el DT declaró que sólo el delantero del Manchester City está confirmado, su equipo por primera vez desde que llegó al cargo encontró solidez defensiva y fluidez en ataque. Sin tener tanto la pelota (41% de posesión), pateó en siete oportunidades al arco y sólo permitió que la vinotinto lo haga una vez.
Más allá de la incógnita que lanzó ante la prensa, Scaloni evidencia tener una duda que arrastra prácticamente desde que asumió. El problema de cómo rodear a Messi para que el 10 muestre su mejor versión, como a tantos otros entrenadores, lo azota también a él. Un “sólo” gol en cuatro partidos y el gusto amargo luego del triunfo a Venezuela de no haberse podido conectar del todo con Agüero y Lautaro Martínez. De hecho, tuvo casi tantas recuperaciones en terreno argentino (4) que toques en el área rival (5).
Sin embargo, Tité no se confía. No se relaja con el “No está siendo mi mejor Copa América” que el zurdo del Barcelona arrojó en zona mixta. “No hay forma de anular a Messi”, respondió el entrenador brasileño, aunque le faltó agregar que si la hubiera no la diría porque el ex DT de Corinthians todavía no adelantó nada de su posible equipo para este histórico duelo.
Entre tanto misterio e incógnitas en ambos lados, la tensión de los entrenadores se deja ver. “Me cuesta dormir. Es un partido muy grande”, dijo el brasileño. “Jugamos contra el favorito de la copa”, respondió el argentino. Cuando la pelota ruede, habrá un partidazo. Claro, si los nervios y la presión de las 62.000 personas que habrá en el Mineirao lo permiten.
Alisson Becker; Dani Alves, Marquinhos, Thiago Silva, Alex Sandro (Filipe Luis); Casemiro, Arthur; Gabriel Jesús, Philippe Coutinho, Everton; y Roberto Firmino
Franco Armani; Juan Foyth, German Pezzella, Nicolás Otamendi, Nicolás Tagliafico; Rodrigo de Paul, Leandro Paredes, Marcos Acuña; Lionel Messi; Sergio Aguero, Lautaro Martínez.