La albiceleste venció por 5 a 2 a Sudáfrica con autoridad en su debut en el mundial sub 20. El VAR y un gran segundo tiempo de Ezequiel Barco definieron un partido que había comenzado con problemas. El volante del Atlanta United fue el termómetro del equipo, cuando él se sintió cómodo hizo crecer a Argentina.
Después de unos minutos iniciales de altísimo nivel futbolístico que incluyó el cabezazo de Fausto Vera para marcar el 1 a 0, Argentina se cayó. No logró mantener la fluidez ni la precisión del comienzo para superar el rocoso 4-4-2 que planteaba Sudáfrica. Cada pérdida de pelota, cada intento de conexión de las grandes distancias que había entre los volantes argentinos que no daba resultado, generaba un avance rival. Y para peor, Kennan Phillips a los 23’ aprovechó la mala salida del arquero Manuel Roffo para poner el 1-1.
El golpazo del empate se notó en los dirigidos por Fernando Batista. La salida por abajo, una de las banderas del entrenador, era forzada e imprecisa. Los laterales, lanzados en ataque, no llegaban a retroceder cuando el equipo perdía la pelota. Mientras tanto, Barco andaba perdido por el costado izquierdo. No podía conectarse con el resto del equipo y la conducción a doble comando que ejercía junto a Cristian Ferreyra los chocaba en vez de potenciarlos.
En el segundo tiempo, Batista los cambió. Ferreyra a la izquierda, Barco al centro. Desde ahí, el ex Independiente empezó a transformarse de a poco en la figura. Con pases cortos, unió el mediocampo con el ataque para que Argentina mejore.
En un avance que parecía irrelevante, Givemore Khupe tocó a Ferreyra en el área y el VAR, varios minutos después, ayudó al réferi Ivan Kruzliak a cobrar penal. El encargado fue Barco, que repitió lo que tantas veces hizo en Independiente con 17 años y puso el 2-1. Pocos minutos después, el VAR volvió a la primera plana para la expulsión del sudafricano Phillips.
Para ese momento ya estaba en cancha Adolfo Gaich, la torre de San Lorenzo, como centrodelantero. Su ingreso le dio a Julián Álvarez una libertad en la zona de tres cuartos que le permitió colgar una pelota brillante por arriba de la defensa, que Barco agarró de volea y la mandó derechito al ángulo para poner el 3-1.
Sudáfrica intentó salir a buscar el descuento, pero con un jugador menos dejó todavía más espacios que Argentina supo aprovechar. Gaich deslizó sutilmente su metro noventa por el sector izquierdo del ataque, desbordó y encontró a Álvarez sólo para definir el encuentro.
Los últimos minutos fueron simplemente para la anécdota. Los 22 futbolistas ya sabían el desenlace del partido y jugaron por inercia. Facundo Medina convirtió un penal, que Lyle Foster transformó en gol, y Gaich hizo lo propio con un rebote en un córner para poner el 5-2 final.
Argentina se lleva, además de los tres puntos, la tranquilidad de haber jugado muy bien en tramos del partido, la seguridad de que Barco debe ser el conductor y la confianza de haberse sobrepuesto y hacer cinco goles cuando se empezaba a nublar.